jueves

Paris

Siempre dije que mientras pudiera evitaría viajar a la tierra de los Franchutes, la Final de la Eurocopa del 84 (que vergonzosamente nos robaron con un arbitraje amañado), las trampas descaradas que tuvo que sufrir toda su carrera Jordi Tarres en los mundiales de Trial, y los camiones de fresas quemados en la frontera marcaron en mi una animadversión total a todo lo que viniera de los vecinos del Norte, hasta el punto de en la medida de lo posible, evito comprar cualquier producto Made in France… me afeito con Wilkinson y no con Gillette, nunca tuve un coche francés, no bebo champán, ni tengo ropa Lacoste…

Pero una vez allí, me he dado cuenta que tenemos más en común con ellos que con los italianos o Portugueses…ni que decir de los anglosajones, estos ya se salen de la tabla comparativa.

Paris me ha gustado. Mucho. Es una ciudad “amigable”, muy fácil para los turistas, tranquila, limpia y bonita.

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Según salí de la primera boca del metro sentí la sensación de estar en Londres, pero pasados unos minutos te das cuenta que ya quisieran ellos tener unas calles y metros tan aseados, con gentes amables y respetuosas, y comportamientos muy similares a la “cercanía latina”, algo que notas simplemente paseando sin rumbo por las callejuelas parisinas.

Nada más llegar al hotel te das cuenta que al turista lo respetan, lo ayudan en cualquier momento si lo necesita y se sienten orgullosos -eso sí, en exceso- de su ciudad…el “chovinismo” lo inventaron ellos.

Dejar la maleta en el hotel, y tirarnos a callejear fue un momento entrañable.

Sales a la calle y decides “¿Pa’rriba o pa’bajo?”

Buscar una brasería con su terracita y sentarte a ver pasar la gente es un placer inigualable…hasta que te llega la cuenta claro. Ninguna de ellas tiene publicidad de Coca-Cola o similar, imagino que por alguna agradecida norma de “integridad urbana”…aunque esto hay que pagarlo, c(l)aro…

Café y caña de cerveza…9 Euros. ¡¡COOOOOÑO!!


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Imagino que tendrán muchos impuestos grabando las bebidas alcohólicas, porque fue una constante todo el viaje, es insufrible para mi, bebedor habitual de cerveza, pagar por “un corto de cerveza” 700 pesetas cuando sabes que aquí en España no llega a las 200 en casi cualquier sitio.

En fin. Resignación. C’est la vie!

Moverte por Paris es fácil, nosotros en la misma estación de tren del aeropuerto Charles De Gaulle compramos un bono para tres días, lo hay de 1, 3 o 5 días (creo) con el que puedes utilizar cualquier transporte público de la ciudad, incluso el folicular que te sube al Sagrado Corazón.

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La ventaja enorme de este bono es que el viaje desde el aeropuerto hasta el centro de Paris también lo puedes realizar con él, que si lo compras individualmente ya te vale 9 Euros/persona, teniendo en cuenta que el bono para 3 días son 38 Euros, pues ya compensa.

Nada mas llegar, y después del “palo” con la primera cerveza parisina, decidimos ir a la Torre Eiffel, era jueves y pensamos que así evitaríamos las aglomeraciones, todo el mundo nos había contado que las colas para subir son interminables. Un paseo antes por los jardines adyacentes es muy aprovechable para hacer las típicas fotos de recuerdo del lugar.

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Efectivamente, tuvimos mucha suerte y antes de una hora tras pagar los 7 Euros/persona que cobran subimos a la primera de las paradas, lamentablemente el día era frío y ventoso, así que el mirador superior de la tercera parada estaba cerrado.

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La entrada al ascensor es un poco caótica, aquí los ingleses lo deben pasar fatal con eso de “invadir el espacio personal”… hay que apretarse. Mucho. Los carteles de “cuidado con los carteristas” sobre la puerta del ascensor te avisan de lo que va a ocurrir en breve.

Las vistas desde aquí ya son de “metralleta”, coges la cámara y a cualquier sitio que apuntes verás algo interesante. Pasé mucha pena por no poder subir al tercer mirador, un día claro debe ser espectacular. Es una más de las razones que me harán volver…

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En el segundo mirador te das cuenta de la inmensidad de la ciudad, más de 2 millones de habitantes son muchos habitantes, y los contrastes entre las construcciones antiguas y las modernas son para disfrutar con la cámara de fotos.

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En la misma torre tienes un restaurante y un puesto de bocadillos, 2 bocatas y dos pintas de cerveza nos costaron unos 12 Euros. No nos pareció caro teniendo en cuenta donde estábamos. Merece la pena sentarse en los bancos y disfrutar viendo la ciudad.
La bajada fue más caótica incluso que la subida, no hay una cola definida y si muchos caraduras, que intentando evitar el frío que estábamos pasando los demás se colaban descaradamente delante de nosotros. En fin.

No dejéis de enviar la obligada postal desde la oficina de Correos de la torre, pero eso sí, no las compréis en esta misma, son carísimas, en cualquier tienda dentro de la torre las encontraras más bonitas y sobre todo baratas…lo único, porque el típico llavero en estas tiendas cuesta el doble que a pie de calle.

Una vez visitada la torre decidimos irnos a Montmartre, el barrio donde teníamos el hotel (Metro linea 2, estación Blanche), había que descansar un poco ya que nos habíamos levantado a las 4 de la mañana y a la 1 aun estábamos haciendo la maleta.

Recomiendo encarecidamente la estancia en un hotel de esta zona, hay muchísimos y tienes todo a mano (por ejemplo el metro hasta la torre Eiffel son 12 paradas, 20 minutos nos llevó ir o volver) y una vez allí la oferta lúdica (restaurantes, discotecas, sex-shops ;-) es muy abundante)

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Museo del Sexo

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(las lenguas de la silla giraban y giraban…)

Cenamos en un japonés cercano, y pateamos un buen rato el barrio que por si solo es toda una atracción.

El Mouling Rouge…icono por antonomasia de la noche parisina, no lo visitamos; creí entender a un madrileño que estaba en recepción del hotel que le costaría la entrada 100 euros, nosotros ni preguntamos, no ya por el precio, sino por esta inaguantable cola que todas las noches ocupaba la acera entera de su calle…quizás en otra ocasión.

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Eso sí, los visitantes deben ser de lo más selecto, sino fijaros en este Ferrari aparcado en medio de la plaza, imagino que no le afectará en absoluto a su integridad económica la multa correspondiente.

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A la mañana siguiente, tras un completo desayuno en el buffet libre del hotel, nos fuimos a la Basílica del Sagrado Corazón, 2 paradas del metro más allá de la nuestra.

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Al pie de la la escalera hay esta impresionante Noria.

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La subida no puede ser más cómoda, con el mismo bono del metro puedes utilizar el funicular.

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Me fastidió enormemente ver la cantidad de “negocios” que tienen dentro, es patético que quieran sacar tajada del turista de esta manera, una “velita” 2 euros…vela en condiciones, 7 Euros. Postales, llaveros, medallas, libros…a discreción. NEGOCIO en toda regla.

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Tras la visita, a la izquierda, según miras de frente la fachada de la Basílica, sale una calle que caminando 3 minutos llegas a otro icono parisino, la Plaza de los Pintores, un lugar llenito de artistas (y caraduras) donde se amontonan bohemios, caricaturistas, vendedores buscando el chollo y turistas con mucha curiosidad…
Aquí la cámara echaba humo, pero en un despiste de Rocío cuando se dio cuenta estaba rodeada de tipos que, con un papel negro y unas tijeras, pretendían cobrar por hacerle su perfil (si tan siquiera se pareciera) 20 Euros…su llamada me alertó y tras intentarlo conmigo también les tuvimos que decir amablemente que no nos gustaban y que no las queríamos, cuando ya las tenían bien presentaditas metidas en una bolsa de plástico y casi obligándote a comprarlas…20€x15 segundos de trabajo. Menudo chollo!!

Buscamos nuestra obligatoria caricatura de cada ciudad a la que vamos, dimos con un francés súper-simpático que hablaba español y que por 30 euros nos la hizo en un momento:

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Una vez con el rollo de papel debajo del brazo ya te dejan tranquilo, y es que la persecución al turista es constante dentro de la plaza.

Nos sentamos a comer en uno de los coquetos restaurantes que rodean la plaza, en una terraza con calefacción de butano comimos mejor que bien y no muy caro (para Paris),
Crepp rellena, mejillones, bocata con “platao” de patatas fritas 33 Euros.

Genial, viendo pasar turistas y como les asaltaban los caricaturistas, incluso a los que estaban sentados a nuestro lado…fue poner el rollo de nuestra caricatura encima de la mesa y dejarnos tranquilos.

FOTOS PLAZA PINTORES
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Tras comer echamos a andar, callejeando llegamos en un momento al hotel, lástima que se me olvidó la friki-visita al bar donde se rodó AMELIE, está aquí al lado…fue una verdadera pena.

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Dejar compras en hotel y arrancar en metro hacia el Palacio del Louvre, Palacio Real, Plaza de la Concordia y Campos Elíseos, donde caminando entre sus jardines pude hacer también un montón de fotos, algunas aprovechables y todo!

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En los campos Elíseos había una exposición de vehículos…

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Nos cansamos antes de hacer toda la avenida, así que tras la foto del Arco del Triunfo de lejos nos metimos en el metro y nos plantamos justo debajo de él.

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Cerveza y chocolate en una de las numerosas cafeterías de la zona (10 euros…CAGONTÓ!)

Callejeamos sin rumbo hasta la primera boca del metro que encontráramos, y Atención a los moteros, una de las calles que bajan desde el Arco del Triunfo debe ser la “Avenida de las 2 ruedas”, porque en 200 metros se amontonan TODAS las tiendas, concesionarios y marcas de moto conocidas, de veras que aquí las tienes todas, con las aceras repletas de nuevos modelos o motos usadas en venta…cualquier marca de motos si no está aquí, es que no existe.

Para finalizar el día elegimos visitar la Defense de noche, y fue todo un acierto, esos rascacielos, en el centro de negocios de París, con el Arco del triunfo y la torre Eiffel iluminados a lo lejos, es espectacular.

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Por más que intenté hacer la foto de mi vida, con los coches en movimiento, fue imposible, el trípode es indispensable.

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Metro una vez más y al hotel, dejar trastos y a cenar un KeBab por el barrio mas canalla de Paris.

Aquí encontré mi santuario…uno de los bares, en la misma acera del Mouling Rouge, pero no la de la cola, con una cartel en la puerta de “hora feliz”… “Pinta de Cerveza 2 Euros”…me tomé 4 del tirón, pa’compensar los sufrimientos anteriores. No pude menos que hacerle una foto a la salida.

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Esa noche aprovechamos para comprar algún “juguete” en un SexShop cercano…merece la pena entrar, de veras, no es un sitio oscuro y vergonzoso como España, aquí las puertas están abiertas y os puedo asegurar que había más chicas que chicos dentro.

A la mañana siguiente nos tocaba visitar Notre Dame, al otro extremo de la ciudad, pero no me cansaré de repetir que el Metro parisino es una maravilla, son un montón de paradas, con un enlace entre líneas, pero que al ser tan amigable no te agobias en absoluto. Y lo dice alguien que conoce el Metro de Tokio, de Londres, de Milán (que agobio) y de Madrid.

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Aquí los turistas estamos en “terreno conquistado”, pero dentro volvía a pasar una enorme vergüenza, y esta vez doble; por un lado el tema de que es un auténtico NEGOCIO, por otro lado por más carteles que había de “PROHIBIDO HACER FOTOS” la gente no se cortaba un pelo, dentro había mas flashes que santos…

Me quedé con ganas de subir por la escalera (no hay ascensor), 7 €urosX255 escalones, me habría encantado hacer la típica foto de la Gárgola sobre París pero…estábamos muy muy cansados. Para otra visita.

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De aquí nos fuimos a la Bastilla, con su Ópera modernísima y el angelito en el centro de la plaza.

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Una par de fotos, alguna compra y a comer al Barrio Latino (gracias por los consejos de la visita) impresionante ambiente, pero que no encontramos cómodo para almorzar…

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así que Metro de nuevo y pa’l Centro Cultural Pompidou.

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Repleto de gente, con actuaciones callejeras, caricaturista de nuevo y tiendas por doquier.

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Comimos en una terracita el Menú de Jour por 12 Euros que estaba impresionante.

Pasear por los alrededores y como no… Metro de nuevo y Fin de Fiesta. De compras a las GALERIES LAFAYETTE.

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Impresionante la tienda. Impresionante el agobio de Gente. Acompaño a Ro hasta que se siente a gusto dentro y me piro a una terraza a esperarla, pinta de Cerveza 4 Euros… C’e la Vie!!

Caminando y “tiendeando” (¿haciendo Shopping en Inglés?) subimos hasta Montmartre, dejar trastos en el hotel y a la calle, de nuevo una cola inmensa en el Mouling Rouge.

Hora de cenar, no sin antes pasar por mi “Santurario cerveceril”, tras 3 pintas nos metimos en un típico restaurante Francés para despedirnos de la ciudad, la Foundée que cenamos no la olvidaré en la vida…me acordaba de Axterix y Obelix y me partía de risa…el vino tambien ayudó, claro.

A la mañana siguiente tuvimos que pagar el billete de metro hasta el aeropuerto Charles de Gaulle, es un tren que se coge en el metro y que, se hace muy ameno porque vas viendo los arrabales de la ciudad.

Facturar en el aeropuerto fue un suplicio porque Air-Asturias aun no tiene delegación allí, y el control de seguridad fue exhaustivo en algunos casos.

Pero lo peor estaba por llegar, nos tuvieron mas de media hora de pie metidos en el autobús que nos llevaba a la escalerilla del avión porque faltaba una pareja de pasajeros…los encontraron vagando por otra terminal. Gracias que aparecieron porque me temía lo peor, si perdíamos el “slot” que nos correspondía para despegar en la inmensa cola de Air France quien sabe cuando nos darían pista libre de nuevo a nosotros…esos asturianitos del avión Azul y amarillo amigos de Fernando Alonso.

Hora y media de vuelo y en casa…comodísimo. Sin pasar por el inevitable hasta ahora para los asturianos (y temible por los retrasos) Barajas.

Creo que volveré. Más pronto que tarde. Paris merece la pena.

Consejos:

Compra el bono. Compensa. No probamos los autobuses pero si son la mitad de fáciles que el metro hay que tenerlos en cuenta.

Busca bares con “hora feliz”, los hay y también compensa.

No compres los recuerdos en los típicos sitios de turista, callejeando un poco los encontrarás a mitad de precio donde menos te lo esperas.

Busca restaurantes, algunos aunque parezca increíble son a precios de España.

Madruga! Evitarás aglomeraciones…

Si no te defiendes con el francés habla en Español, en la mayoría de los sitios lo prefieren al inglés, y te entenderán aunque no lo creas.

Disfruta perdiéndote por los callejones… Ronin te vendrá a la mente en cualquier esquina.

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